“Es imposible. No con esas botellas. La muerte dulce es inhalación de oxígeno puro y estas son de aire comprimido”, cuenta Fernando José García Echegoyen, perito náutico.
El cuerpo de la pequeña es casi invisible para el Ángeles Albariño. Su padre, además, navegó a 20 kilómetros de las islas.
Es mucho más complicado que encontrar una aguja en un pajar. No imaginaríais nunca lo difícil que es buscar algo a mil metros de profundidad y lo inhóspito, el lugar tan inhóspito que es el fondo marino”. Quien habla es Fernando Echegoyen, marino, perito náutico, analista de naufragios y una de las máximas autoridades en siniestros marítimos que hay en nuestro país.